Evidencias y Reflexiones de un docente inquieto

Lo que no se estándariza, no debería medirse…. Lo que no se mide no se puede mejorar, lo que no se mejora se degrada siempre…

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    0.3- Reflexión sobre mi “eficiencia docente”

    En el marco de mi formación docente y del curso de “Experto universitario en pedagogía universitaria”, se me invita a reflexionar sobre mi papel de docente en la UPV y entiendo que más específicamente en la ETSI Industriales dónde imparto actualmente la gran mayoría de mi docencia. Siguiendo el guion ofrecido el por ICE, debería (o al menos intentar) responder a las preguntas siguientes:

    • ¿Qué te motiva más acerca de lo que enseñas?

    Sinceramente, mi trayectoria como docente ha sido bastante extraña ya que desde el 2010, he tenido (por necesidad) que impartir asignaturas diversas perteneciendo a ramas de conocimientos muy distintas. Incluso, llegue a tener que dar asignaturas de las cuales no tenía ningún conocimiento previo en idioma inglesa.

    ¿Por qué digo esto? Porque realmente, creo que es muy cómodo dar clase de algo que controlas… la motivación la deberías tener cuando intentas divulgar y enseñar lo que más sabes, lo que es tu tema de investigación. Realmente, la dificultad reside en conseguir “amar y hacer amar” temáticas que no controlas o no aprecias siendo alumno. 

    Independientemente de la afinidad de la temática a mi campo de conocimiento “experto”, la motivación última para mí es que el alumno disfrute en clase y que vea que esto le puede resultar útil en su futuro profesional. Esta es mi motivación primaria. Conseguir hacer disfrutar a su audiencia para que todos formemos parte de este proceso de enseñanza-aprendizaje. Para ello, la motivación implica una preparación continúa de la materia, una búsqueda constante de ejemplos prácticos y realidades industriales, pero también de analogías para hacer entender y asimilar. 

    Por ello, creo que mi motivación reside en mis ganas de querer que el alumno se lo pase bien, salga sabiendo algo nuevo, feliz de haber aprovechado estas horas conmigo en el aula y que se le quede grabado unas pinceladas de este conocimiento transmitido en una sesión.

    • ¿Cuál es tu principal objetivo de aprendizaje para con tus estudiantes?

    La pregunta es confusa ya que pone “para con” pero intentaré responder de lo mejor que pueda. En las asignaturas que he diseñado (no es el caso de todas, ni mucho menos) como es el caso de “Logistics & Supply Chain Processes” o de “Operations Consulting”, hizo un esfuerzo para elaborar un objetivo de aprendizaje de nivel superior. Este objetivo de nivel superior implica lo que quiero que los alumnos sepan al finalizar la asignatura. A este objetivo de nivel superior, siempre le faltarán unos complementos (con alegría, dados unos ECTS, sin perder a nadie en el camino, potenciando a cada uno dando el máximo feedback constructivo posible).

    Pero este objetivo principal no es nada en sí. Es como una misión y visión de una empresa, se debe apoyar en tácticas y planes de acción y control para que se alcance. Por ello, desde unos años, intento hacer explícitos estos objetivos de aprendizaje de nivel inferior para que los alumnos sepan y comprueban que después de cada sesión, se ha alcanzado parte o todos estos subobjetivos establecidos.

    • ¿Cómo crees que los estudiantes aprenden mejor?

    No creo que existe un único “como”. Cada estudiante es una persona, que entra en tu aula con su experiencia, su conocimiento previo, sus hábitos, sus fortalezas y debilidades.

    Después de haber implementado en varias asignaturas metodologías activas, haber diseñado asignaturas semipresenciales o utilizado técnicas como el aprendizaje basado en problemas, casos y proyectos, no tengo claro que exista una metodología perfecta para que los alumnos aprendan mejor.

    Sin embargo, haré la analogía con el deportista… Cuando uno empieza a correr, no le gusta, le duele, es capaz de encontrar cualquier motivo para dejar de correr y tirar sus zapatillas nuevas… Sin embargo, si se sigue esforzando a pesar del dolor y esfuerzo que supone, el hecho de ver la mejorar (física o en performance) hará que su motivación aumente. El humano ser es así, crece en la dificultad si la supera. Entonces, por experiencia propia, creo que los alumnos aprenden mejor cuando se enfrentan a dificultades, desafíos. Aquí es dónde creo que aprenden mejor, cuando las cosas no son fáciles y quitas a los alumnos de su zona de confort. Obviamente, esto no es va solamente para los alumnos, va también para cualquier persona, profesional, deportista.

    Además de este factor que considero fundamental, creo que existe una segunda circunstancia para el alumno aprende mejor y es que se enfrente a problemas reales o al menos realistas. Es cierto que no es un “como” sino un “que” pero la frontera es fina. Todos hemos sufrido aprendiendo leyes, teoremas, lemas, reglas o ecuaciones sin entender la motivación o su propia razón de ser. Estoy altamente convencido que un alumno aprende mejor si está motivado o ve algún interés en ello (nadie se mueve sin interés). Por ello, tanto la teoría como la práctica debería tener un enfoque claramente realista o real y desafiante para que el alumno le dedique las horas necesarias con la motivación deseado. 

    Por último, estoy íntimamente convencido que los alumnos aprenden mejor en equipo que de manera aislada. Por ello, estoy íntimamente convencido que los trabajos en equipo, los estudios en equipo, o incluso un buen apoyo y supervisión del profesor permite potenciar a los alumnos y facilitan sus aprendizajes.

    • ¿Cómo los motivas?

    Desde mi perspectiva, existen muchas técnicas para motivar a los alumnos y no todos los públicos responden a la misma manera a estas técnicas. Además, cada profesor tiene un estilo docente, un carácter y una personalidad que determina su manera de motivar a su público objetivo (el alumnado en este acaso).

    En mi caso, la motivación se puede conseguir a través de las estrategias siguientes (no es una lista exhaustiva):

      • Cercanía con el alumno
      • Utilizar todas las herramientas de la escucha activa
      • Uso de la pregunta en clase como mecanismo para conseguir una participación alta
      • Potenciar los alumnos a través de ánimos, de desafíos (aunque sean pequeñitos) y de una retroalimentación constructiva
      • Siempre tener a un profesor disponible, motivado, sonriente y con ganas.
      • Ser exigente con ellos y contigo mismo
      • Uso del humor (aunque sea un humor negro en unos casos para despertarles) y de analogías para relacionar los conceptos desde otras perspectivas
    • ¿Qué actividades realizas y porque las has elegido?

    Las actividades que se realizan primero no son fijas y tienden a evolucionar o cambiarse en el tiempo. Además de ello, depende del público objetivo ya que hay actividades que se pueden hacer con 20 alumnos en aula pero que no se pueden hacer con 90 alumnos o 360 alumnos distribuidos en 8 grupos con 7 profesores distintos.

    En el caso de asignaturas convencionales, intento “externalizar” la parte teórica a través de polimedias, video-apuntes, notas técnicas o libros de referencia de la asignatura.

    En la parte restante, intento, si tengo el poder de hacerlo, trabajar con casos y proyectos para fomentar, trabajar y evaluar las competencias específicas del título, así como las transversales. En cualquier caso, intento potencias las metodologías activas en clase y fuera del aula para que el alumno sea el protagonista y que yo sea el tutor.

    • ¿Cómo animas a los alumnos para que te hablen a ti y a los compañeros, en clase y fuera de ella?

    A esta pregunta, hay que darle 3 respuestas.

    La comunicación entre el alumno y el profesor en clase se consigue a través de preguntas abiertas o cerradas tanto durante la teoría como durante la resolución de casos. También, mientras los alumnos realizan los problemas planteados, me gusta invitar algunos a la pizarra para resolverlos conmigo los problemas, detectar sus dudas y poder establecer una relación de confianza con ellos.

    La comunicación entre el alumno y el profesor fuera de ella, la consigo a través de varios canales. El primer canal que suelo usar es la conversación directa. Para ello, suelo (en la medida de lo posible) llegar unos minutos antes a clase, aprovechar el descanso o quedarme después de la clase para hablar con ellos, saber cómo van (de carga de trabajo, de ánimo, etc.). El segundo canal que suelo usar es la correspondencia por email. En general, y siempre que pueda, intento dar una respuesta muy rápida a las dudas de los alumnos. Incluso, me gustar recompilar las dudas de los alumnos para crear FAQs y resolver estas dudas en clase delante de todos. El tercer canal utilizado más recientemente es las redes sociales. Suelo ofrecer a los alumnos añadirme a un grupo de WhatsApp® de la asignatura para resolver las dudas que surgen. Tiene muchísimas ventajas usar este canal porque toda la clase se entera de las dudas y de las soluciones, pero también permite mejorar la cohesión de clase.

    Por último, la comunicación entre alumnos, dentro y fuera del aula es un tema dónde puedo influir, pero no puedo forzar a que se haga. El tema explicado anteriormente de los grupos de WhatsApp contribuye a ello. Otra técnica que funciona bien es realizar varios trabajos en equipo dónde los grupos están creados aleatorios y dónde no se repite en la medida de lo posible los mismos miembros del grupo. Aunque esto implica una cierta dificultad y incomprensión inicialmente, la cohesión de la clase sale reforzada y si les das un buen feedback después de cada entrega, toda la clase mejora la calidad de los trabajos de manera inesperada (exponencial).

    • ¿Qué tipo de técnicas o procedimientos utilizas para evaluar su proceso de aprendizaje y su resultado?

    Para evaluar el proceso de aprendizaje y los resultados de aprendizaje, pues utiliza una cierta variedad de técnicas: coevaluación, rúbricas de evaluación, tests de autoconomientos, elaboración de mapas conceptuales, etc.

    Cada técnica se utiliza en función del contexto de la asignatura, de los objetivos de aprendizaje y de los resultados de aprendizaje esperados.

    • ¿Cómo realizar la retroalimentación a tus alumnos?

    Cuando empecé a dar mis primeras clases en 2009 en la titulación de ingenieros industriales, estaba obsesionado por la retroalimentación ya que nunca había recibido más que unas notas indiscutibles y no sabía cómo mejorar, donde mejorar. Esto me resultaba muy frustrante porque en el deporte, siempre he estado acostumbrado a que me critiquen/feliciten por cualquier actividad realizada.

    Debido a esto, para la evaluación de los primeros trabajos de laboratorio que tuve que realizar, diseñe una herramienta en MS Excel para listar de la manera más exhaustiva posible todos los puntos mejorables de cada trabajo y así poder dar un feedback personalizado a cada grupo. Sin embargo, no sentó bien hacer un papel de “poli malo” al dejar explicito solamente lo que era mejorable. La experiencia fue dolorosa porque lo hice con la mejor intención del mundo, pero en algo falle.

    Primero, la retroalimentación siempre debe ser presencial, dichas oralmente. Además de ello, siempre hay que empezar diciendo a la persona evaluada lo que ha funcionado. De esta forma, se consigue captar su atención, reforzar sus puntos fuertes y además se consigue una conexión emocional positiva. Después, la exhaustividad nunca es necesaria (¿existe acaso un feedback exhaustivo?), más bien es antiproductiva. Aprendí que hay que dar feedback sobre 3 o 4 puntos más importantes y que sí el alumno quiere más, se le puedes dar más feedback.

    • ¿Qué has aprendido de tu enseñanza y cómo has cambiado?

    Ahora que llevo 10 años en la docencia universitaria, creo que lo único que sé es que no sé nada en absoluto. Tenía muchas “certezas” al empezar y confiaba muchísimo (¡demasiado!) conmigo mismo. Después todas mis experiencias, me di cuenta de que no existe una “poción mágica” para conseguir los objetivos y resultados de aprendizaje esperado.

    También me di cuenta de que cada grupo de alumno es un mundo y que existe un buen feeling con unos y con otros no. Siempre habrá unos convencidos y siempre unos desencantados.

    Aprendí de mi enseñanza es que, si disfruto, consigo hacer disfrutar. Aprendí también que me gusta sentirme apreciado como docente y que tengo esta adicción a sentirme útil para el alumnado. Aprendí también a ser más paciente, tolerante y receptivo. O sea, creo que ser profesor me ayuda cada día a ser mejor persona.